Deshielo Cuba- EEUU: éxodo, crisis económica y represión

0
Deshielo Cuba- EEUU: éxodo, crisis económica y represión

El deshielo entre Cuba y EEUU no ha traido mejoras para los cubanos de la Isla, luego que ambas naciones restablecieron sus relaciones diplomáticas este año tras medio siglo de hostilidades y que buscan ahora fortalecer sus lazos, los cubanos pensaban que habrían mejores opciones, pero para los ciudadanos las cosas siguen igual.

Deshielo Cuba- EEUU: éxodo, crisis económica y represión

Joel Castillo, 19 años, pasó de la expectativa a la frustración en 12 meses. Luego de graduarse en 2014 de electrónica en un tecnológico en el sur de La Habana, aún no ha podido laborar en su especialidad.

“Con el restablecimiento de relaciones diplomáticas y deshielo entre Cuba y EEUU, pensaba que habrían mejores opciones para los ciudadanos. Pero las cosas siguen igual. Y no he conseguido un trabajo que se ajuste a mi perfil”, comentó.

Precisamente los más jóvenes son los más desilusionados con la inercia del régimen verde olivo. Un Gobierno con casi seis décadas en el poder y una facción ejecutiva que suma más de 300 años, debiera tener mejores políticas hacia la juventud.

Sobre todo teniendo en cuenta que la sociedad cubana envejece aceleradamente y que en el año fiscal que acaba de terminar, de la isla se marcharon 43.159 compatriotas de manera irregular, un aumento del 77% con respecto a 2014.

Entre los inmigrantes irregulares se encuentran los “balseros terrestres” que, partiendo de Ecuador, recorren ocho países para intentar llegar a la frontera de Estados Unidos con México y los que se tiran al mar en precarias embarcaciones.

Para muchos residentes en la Isla, el futuro es “saltar la cerca”. Si se le pregunta a un cubano entre 15 y 40 años cuál es su proyecto de vida, la respuesta será planificar una salida ilegal o buscar cómo emigrar, algo que se ha convertido en una suerte de deporte nacional.

¿Por qué se van los cubanos? Es obvio, la economía sigue en horas bajas. No es una coyuntura o un período de vacas flacas. Es una crisis estacionaria que se extiende por 25 años.

El “período especial”, esa guerra sin el rugir de los tanques que se inició en 1990, todavía no ha concluido. La inflación es más terrenal, pero sigue devorando el salario de un obrero y la doble moneda es un lastre a la productividad y al raciocinio económico.

La lógica económica en Cuba está de cabeza. Quienes le trabajan al Estado lo hacen ocho horas cada día, de lunes a viernes, y cobran un salario que no supera los 23 dólares mensuales. Y para tener una vida digna, con desayuno y dos comidas decentes como mínimo, se necesitan 250 dólares al mes.

Gracias a los impuestos de circulación, gravámenes exagerados a emprendedores privados y salarios de miseria, el Estado sufraga una salud pública (que anda de capa caída) y una educación altamente doctrinaria.

Pero ni se le ocurra reparar su casa o comprarse un auto. Reformar a fondo una vivienda cuesta no menos de 8.000 dólares. Y un Peugeot 508 vale 300.000 dólares en una agencia estatal. Es decir, seis vidas de trabajo de un profesional.

Por la libreta de racionamiento, cada ciudadano recibe mensualmente a, precios subsidiados, siete libras de arroz, 20 onzas de frijoles negros, cinco libras de azúcar, una libra de pollo y media libra de picadillo de soya y diariamente les llega un panecillo insípido de 80 gramos.

Esas magras raciones alcanzan para 10 días. El resto del mes, a sacar cuentas y romperse la cabeza. Según optimistas vaticinios de los autócratas, en 2015 la economía cubana creció un 4%, pero en la mesa familiar no acaba de aterrizar ese crecimiento.

Todo lo contrario. La carne de cerdo, queso, yogurt, leche, vegetales y frutas subieron de precio en los mercados estatales por pesos y en las tiendas por moneda convertible.

Si se desayuna sólo café y se hace una sola comida caliente al día, se puede entender por qué más de 65.000 cubanos abandonaron su país en 2015. Pero la crisis económica no se resume en el orden alimentario.

Cada día la vida es más incómoda. El transporte público es una calamidad. Las calles están agujereadas, oscuras y con salideros de agua. La basura se acumula en las esquinas. Cualquier gestión personal ocupa varias horas o meses debido a la letal burocracia.

Los hospitales están deteriorados. Es más fácil encontrar un marciano que un médico especialista. En las escuelas primarias, secundarias y preuniversitarias, la baja calidad del profesorado es alarmante.

La pérdida de valores, violencia familiar, machismo y homofobia alcanzan cotas preocupantes. Un segmento importante de la población apenas lee y se informa. Esos cubanos dominan alrededor de quinientas palabras y cuando hablan parece que ladran y gesticulan como simios. Conversan gritando, como si la gente fuese sorda, y escuchan música a todo volumen.

La falta de educación se ha ido arraigando en muchos cubanos. Lo más dañino no es el desorden, la precariedad y las ruinas. Lo peor es vivir en una nación donde no se puede planificar el futuro.

Si se intenta cambiar el estatus quo por canales políticos, se corren riesgos. Ser disidente en Cuba es ilegal. Están prohibidos los partidos políticos, excepto el comunista, y las instituciones de la sociedad civil son rigurosamente controladas por el Estado.

En 2015, las detenciones de corto plazo a los disidentes se multiplicaron. Las palizas a las Damas de Blanco y opositores pacíficos en un parque de la barriada de Miramar se repiten domingo tras domingo.

Ni siquiera son aceptadas corrientes políticas moderadas o que coquetean con la autocracia. Tampoco medios de prensa alternativos. La situación económica y política ha empujado a miles de cubanos a hacer las maletas y marcharse lejos de su patria.

Pese a la miseria socializada y la falta de libertades, a partir del 17 de diciembre de 2014, cuando el presidente estadounidense Barack Obama y el gobernante cubano Raúl Castro anunciaron el restablecimiento de relaciones, Cuba se puso de moda.

Más de 50.000 estadounidenses visitaron la isla, entre ellos algunos famosos: Conan O’Brien, Rosario Dawson, Paris Hilton, Naomi Campbell, Rihanna, Mick Jagger, Katy Perry, Anne Leibovitz, Frank Gehry, Floyd Mayweather y comitivas deportivas de la NBA y MLB.

También, representantes de los partidos Demócrata y Republicano como Nancy Pelosi, líder de la minoría demócrata en la Cámara de Representantes, y delegaciones de gobernadores de los estados de Nueva York, Arkansas, Texas, Carolina del Norte y Missouri, todos acompañados de empresarios y hombres de negocios.

El “deshielo”, palabra muy usada en la prensa internacional, ha traído a Cuba a turistas y personajes deseosos de hacerse un “selfie” en una Habana repleta de viviendas apuntaladas, montarse en un “almendrón” (auto americano) y comer en una “paladar” (restaurante privado). Los cubanos de a pie los ven llegar e irse. Forman parte de un “deshielo” que les es ajeno.

Hartos de penurias y limitaciones, desaparecidas las esperanzas de un cambio con el restablecimiento de relaciones entre Cuba y EEUU, y al constatar que en 12 meses, a no ser por las conexiones WiFi en parques y espacio públicos, apenas nada ha cambiado, miles de cubanos han optado por irse a cualquier país.

 

DEJA UNA RESPUESTA

Por favor ingrese su comentario!
Por favor ingrese su nombre aquí