
HOLGUÍN, Cuba. – Lápidas rotas, ataúdes abiertos, tumbas ruinosas y aves carroñeras alimentándose de restos humanos: no se trata de una película de terror, sino de la realidad que refleja un video grabado en el cementerio de Mayabe, en Holguín, donde se denuncian vertidos de desechos hospitalarios sin tratamiento adecuado.
La investigación, realizada por periodistas independientes y difundida en 2014 por la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), mostró cómo restos de cirugías, abortos, amputaciones y análisis clínicos eran arrojados en el camposanto, sin las medidas mínimas de bioseguridad.

Ubicado a seis kilómetros de la ciudad, la necrópolis holguinera cuenta con unos 500.000 metros cuadrados y es una de las más grandes del país. Aunque no hay viviendas cercanas, en horas del mediodía el mal olor se vuelve insoportable, especialmente en la zona al fondo del terreno, donde los tres centros hospitalarios vierten sus residuos.
La investigación, realizada por periodistas independientes y difundida en 2014 por la Unión Patriótica de Cuba (Unpacu), mostró cómo restos de cirugías, abortos, amputaciones y análisis clínicos eran arrojados en el camposanto, sin las medidas mínimas de bioseguridad.

Hospitales sin crematorios
El problema se origina porque tres centros de salud —el Hospital General Universitario Vladimir Ilich Lenin, el Lucía Íñiguez Landín y el Hospital Militar Provincial— carecen de crematorios en funcionamiento. Ante la falta de recursos, sus desechos biológicos se entierran en el cementerio, muchas veces a poca profundidad, lo que provoca malos olores y la presencia de animales carroñeros.
Médicos consultados alertan que esta práctica supone un alto riesgo epidemiológico, al exponer a la población a agentes biológicos sin control.
Riesgos para la salud y la ética
Expertos señalan que la legislación cubana (Gaceta Oficial, 1999) establece la obligación de un manejo seguro de los residuos hospitalarios para proteger la salud pública y el medio ambiente. Sin embargo, empleados del hospital Lenin admiten que la falta de bolsas y depósitos adecuados complica el cumplimiento de esas normas.

Además del riesgo sanitario, residentes locales denuncian una falta de respeto hacia un lugar considerado sagrado. “Aquí deben descansar nuestros difuntos, no convertirse en un basurero hospitalario”, expresó Lucía, de 72 años, que visita con frecuencia el panteón de su familia.
Un problema silenciado
Aunque la situación ha sido ampliamente comentada entre vecinos y difundida en el llamado paquete informal, los medios oficiales han evitado cubrir la denuncia. Vecinos temen que las autoridades esperen a que ocurra un brote epidémico o una protesta ciudadana para tomar medidas.
Por ahora, la práctica continúa, con desechos enterrados más profundamente, pero aún sin cumplir los protocolos internacionales de bioseguridad.

1 Comment
Que clase de falta de respeto hay en Cuba caballero, ni los cementerios se le escapan a los esbirros comunustas que no creen ni en la madre de ellos.