LA HABANA — Juan Pablo Roque, el exespía cubano que desertó hacia Estados Unidos solo para infiltrarse en grupos del exilio y regresar a Cuba en uno de los episodios más oscuros de la historia reciente, murió en la isla a los 70 años, según confirmó su familia.
Roque, exmayor de la Fuerza Aérea cubana y piloto de MiG-23, fingió desertar a Estados Unidos en 1992. Desde Miami logró insertarse en Hermanos al Rescate, la organización humanitaria que sobrevolaba el Estrecho de Florida en busca de balseros. Todo mientras entregaba información clandestina al régimen de La Habana.
En 1996, un día antes de que aviones cubanos derribaran dos avionetas de Hermanos al Rescate —matando a cuatro pilotos en aguas internacionales—, Roque desapareció de Miami y reapareció en Cuba. Ese hecho lo convirtió en una de las figuras más controversiales dentro del exilio cubano.
En una entrevista con CNN años después, Roque admitió su rol directo en la operación:
“Yo era responsable de proporcionar al FBI inteligencia sobre todas las organizaciones anticastristas. Advertí al gobierno de Estados Unidos que los iban a derribar.”
El Departamento de Estado lo acusó formalmente de espionaje como parte de la Red Avispa, una red de inteligencia diseñada por Cuba para infiltrar y vigilar a grupos del exilio.
Su exesposa en Miami, Ana Margarita Martínez, declaró a Univision que la familia en Cuba le informó que Roque falleció tras contraer un virus y someterse a una cirugía de corazón abierto.
La muerte de Roque cierra el capítulo de uno de los agentes más polémicos de la era post-Guerra Fría, recordado por muchos en Miami como un traidor que contribuyó directamente al ataque de 1996.
