La Habana, 9 de octubre de 2025. — El régimen cubano volvió a demostrar su habilidad para usar a la población como instrumento de propaganda internacional. Miles de personas fueron movilizadas este jueves frente a la Embajada de Estados Unidos en La Habana para condenar la guerra en Gaza, coincidiendo con un alto el fuego recientemente acordado entre Israel y Hamás.
La marcha, organizada por el gobierno de Miguel Díaz-Canel, se convirtió en un acto más de exhibición política que de expresión ciudadana genuina. Los medios estatales y el transporte público fueron utilizados para garantizar una asistencia masiva, a pesar de que la población sufre apagones frecuentes, escasez de alimentos y medicinas, y una crisis económica prolongada.
“Estamos aquí por Palestina… pero dudamos que este alto el fuego dure”, declaró una joven universitaria. La frase refleja un doble mensaje: apoyo internacional obligado y escepticismo ciudadano ante la política exterior del régimen.
🚨 Protesta como propaganda
La concentración en la Tribuna Antiimperialista José Martí, frente al Malecón, tiene un historial simbólico: un lugar donde el gobierno cubano transforma actos diplomáticos en “demostraciones de unidad nacional”.
El evento sirvió más para proyectar un mensaje antiestadounidense y reforzar la narrativa oficial sobre “solidaridad internacional” que para reflejar opiniones libres de los ciudadanos.
La Embajada de Estados Unidos cerró temporalmente sus servicios, incluyendo visados y emisión de pasaportes, debido a la concentración organizada por el Estado, evidenciando que la manifestación era más bien un acto de presión política que una protesta espontánea.
🔍 Contexto interno
Mientras miles de cubanos eran movilizados para una causa internacional, el país enfrenta una crisis interna grave:
- Escasez de alimentos y medicinas.
- Apagones que afectan diariamente a la población.
- Pérdida de confianza en el gobierno y en su capacidad de atender necesidades básicas.
Expertos consideran que estas movilizaciones buscan desviar la atención de los problemas locales, reforzar la narrativa antiimperialista y proyectar una Cuba “unida y solidaria” ante la comunidad internacional.
🌍 Solidaridad forzada y escepticismo ciudadano
Aunque la manifestación expresó apoyo a Palestina, la realidad en Cuba revela que la solidaridad es más un mandato del Estado que una decisión voluntaria de los ciudadanos. La desconfianza hacia los acuerdos internacionales y el hartazgo por la gestión del gobierno crean un contraste evidente entre lo que se muestra en público y lo que se siente en privado.
