Un vuelo de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos (ICE) trasladó recientemente a 161 ciudadanos cubanos de regreso a la isla, convirtiéndose en la mayor operación de deportación hacia Cuba hasta la fecha. Para muchos de ellos fue la primera vez en años que pisaban suelo cubano.
Los deportados descendieron de un Boeing 767 con grilletes en manos y pies, que fueron retirados al aterrizar en el Aeropuerto Internacional José Martí. Luego fueron entregados a funcionarios de inmigración y salud de Cuba para el proceso de reingreso. Varios mostraban confusión y tristeza al reencontrarse con una patria que habían dejado atrás.
Durante décadas, los cubanos que llegaban a EE.UU. fueron considerados refugiados políticos y recibían un estatus migratorio preferencial. No obstante, las políticas implementadas durante la administración de Donald Trump cambiaron este escenario, lo que ha dejado a miles de migrantes cubanos en riesgo de deportación.
Algunos de los repatriados denunciaron las condiciones en los centros de detención de ICE, mostrando marcas de esposas y describiendo semanas de encierro. Tania Carbonell Cruz contó que vivió tres años en Estados Unidos junto a sus hijos, quienes lograron la residencia, pero ella quedó fuera del beneficio y fue enviada de regreso. “Mis hijos están allá y mi esposo aquí. Es una separación muy dolorosa”, dijo.
El caso más dramático fue el de Yudierquis Reyes Merino, quien aseguró entre sollozos que ICE no le permitió llevar consigo a su hija de dos años, nacida en EE.UU. La mujer fue deportada tras enfrentar un cargo de asalto en Nebraska, aunque una revisión judicial demostró que no tenía condenas por abuso infantil, como afirmó el Departamento de Seguridad Nacional.
Puedes leer más detalles sobre este tema en este reportaje: Vuelo con 150 cubanos deportados llega a La Habana.
Funcionarios cubanos confirmaron que seguirán aceptando vuelos mensuales de deportación, aunque descartaron recibir a decenas de miles de migrantes. “La política de EE.UU. creó esta situación y ahora la ha cambiado de golpe”, afirmó un diplomático en La Habana.
Para muchas familias, las consecuencias son irreparables. Reyes, que vendió su casa para financiar su viaje, aseguró que intentará emigrar nuevamente: “Trump se irá en unos años, pero yo tengo toda la vida para reunirme con mi hija”.
